jueves

Goldfrapp - Black Cherry

Mute - 2003


No sé si es la edad, pero los discos que comienzan con acordes de sintetizadores produciendo un sonido estridente, zumbón, con un fondo de crepitar, me predisponen mal. Como en mi primer approach a Black Cherry, suelen tener como efecto secundario la cancelación automática e inmediata de la escucha. Efecto secundario que hace que algunas veces me pierda de pasar un buen rato. Sí: o tuve paciencia por partida doble o estaba distraido en otra cosa, pero mi oído sorteó mis tontos escollos y se encontró con que transmitía melodías cargadas de magnetismo: el pié moviéndose al ritmo del dúo británico y de la voz de Alison Goldfrapp que flamea susurrante a partir del track que le da el nombre al disco. Lo que se ve en la tapa, se escucha: el retomar la estética de los '80 para pasarla por el tamiz del destello de la música electrónica. Black Cherry no cambió ni cambiará el rumbo de la música pero resume en su potencia y claridad una gran verdad de la vida: nadie como los ingleses para la música pop.