lunes

BangBang - Je t'aime Je t'aime

Yellow Productions - 1999


Nada que ocultar: todo muy moderno, todo muy cool. La gráfica del disco recuerda a los hombres-bala de los circos, aquellos que salían despedidos al cielo por medio de un cañon. BengBang parece ser uno de esos grupos que aparecen en el firmamento con un vuelo efímero. Imposible dejar de pensar en The In Sound from Way Out! de los Beasty Boys o en cualquier disco de sus congéneres y coterráneos París Saint-Germain. Demostrando, como si hiciera falta, que los franceses se han apoderado de uno de los sonidos más significativos de sus vecinos británicos: el pop.


Angelique Kidjo - Keep on moving (The best of...)

Sony - 2001


Al contrario de los discos en vivo, las recopilaciones siempre tuvieron un atractivo particular para mí. Supongo que era porque tenía los álbumes rojo y azul de The Beatles (que a su vez eran una colorida extensión del verdadero doble de los 4 fantásticos: el álbum blanco) que resultaron ser el summum de las recopilaciones. En este caso, el resultado de la excursión de la africana Kidjo por la fusión de la música de su Benín natal con el pop occidental es un poroto de "Los grandes éxitos de...". El criterio no parece ser otro que el paneo necesario, el gran plano secuencia por la obra de una mujer de una voz maravillosa que encastra a la perfección con la sutileza de una música que en varios momentos hacen que los pies sigan el ritmo de la música, una inyeeción de ganas de bailar. Como un pez que nada contra la corriente, no sale a exponerse en la débil categoría de la world music para asuzar, con beats negros, a los blancos muchachos occidentales.


Sinead O'Connor - Throw down your arms

That's why there's chocolate and vanilla - 2005



La primer palabra que se me ocurrió para calificar a la vuelta al ruedo de la irlandesa O'Connor fue respeto. Sorprendido por la existencia de este álbum de clásicos del reggae interpretados por esta bella europea blanca, y con la expectativa que me genera la voz de esta dama, me dediqué a navegar por los sonidos claros, precisos y sin mayores ornamentos de Throw down your arms. Sinéad O'Connor se mantiene apegada al sonido original de las canciones que interpreta, dejando traslucir, incluso, el hecho inexorable de ser una voz extranjera para estos menesteres de la música caribeña tan emparentada, en nuestro imaginario argentino, con la religión rastafari, Bob Marley y la más mística marihuana. La irlandesa no sólo sale airosa de su excursión religiosa traducida en música, sino que reafirma la vieja fantasía de que es posible el abordaje de una expresión ya no tan ajena como el reggae pero si tan ancestral como los temas elegidos.